jueves, 12 de diciembre de 2013

PRÁCTICA 6. RELATO NAVIDEÑO





¿NAVIDAD SIN NAVIDAD?


Noche antes de navidad. Un disparo acaba con el monótono sonido que inunda la calle, haciendo que alguien se desplome al instante en el suelo helado. A lo lejos se puede escuchar a un grupo de personas cantando villancicos, las casas están llenas de luces y adornos navideños, pero nadie se percata de ello. Es como si todo estuviese calculado para que en ese preciso momento sucediese el crimen. Es entonces en un lugar de la iluminada ciudad de Nueva York, donde yace desplomado el cuerpo de un hombre con una gran barba blanca y un traje rojo, es Papá Noel. 

Todo comenzó el día 24 de diciembre. Era por la mañana, la calle estaba llena de nieve y los niños disfrutaban con sus trineos. Todo estaba tranquilo, parecía que nada malo podía ocurrir. Mientras tanto, Papá Noel preparaba en su taller todos los detalles para que la navidad fuese perfecta y ningún niño se quedase sin su regalo. Sin embargo, esa misma mañana algo se estaba tramando y no parecía nada bueno. Varios duendes estaban reunidos en una sala del taller y comentaban…

¿Creéis que deberíamos hacerlo ya mismo? Estoy impaciente – dijo Alfred uno de los duendes que más odiaba la navidad. 

A ver, callaos todos – gritó Chuck, el duende jefe. - Soy yo el que decidirá el momento y el lugar para acabar con Papá Noel ya que me informa de todos sus movimientos. 

Pero…pero Chuck, debemos actuar con cautela y tenerlo todo muy bien organizado si queremos acabar con Papá Noel y la navidad. – dijo Mike, otro de los duendes, aunque no estaba muy convencido de lo que iban a hacer. – Por eso creo que igual sería mejor dejarlo todo como está porque va a ser complicado llevar a cabo el plan.

Tienes razón Mike. No podemos levantar sospechas ni tampoco podemos permitir que nos descubran. Eres un duende muy listo. – respondió Chuck, haciendo oídos sordos a lo otro que dijo Mike. 

Parecía imposible creerlo, los propios ayudantes de Papá Noel estaban en su contra y maquinaban un plan para acabar con la navidad, y la mejor manera para ello era atacar al principal responsable de la misma y así podrían ser libres de sus cargos para siempre. Estaban hartos de tener que aparentar ser felices año tras año, de envolver regalos, de cuidar a los renos y sobre todo de vigilar a los niños para saber si se portaban bien o no. 

A pesar de esto, siempre todo plan tiene una debilidad y en este caso era el duende Mike. Él es un gran amante de la navidad y de todo lo que esta conlleva. Le gusta la nieve, las cenas familiares, los besos a media noche bajo el muérdago y sobre todo la sonrisa de los niños al levantarse el día de navidad y ver el árbol lleno de regalos. Era un sentimiento que compensaba el duro trabajo de un año. Sin embargo, entró a formar parte del grupo porque su hermano mayor Chuck, era quien dirigía toda la operación. Se sentía cohibido y casi obligado a participar en algo de lo que no quería formar parte. 

Mientras tanto, Papá Noel no sabía nada de esta conspiración, seguía concentrado en sus propósitos navideños. 

Una muñeca para Laura, el helicóptero teledirigido para Raúl, el juego de cartas para Alex, la cocinita para Emma,… Bueno creo que lo tengo casi todo listo – pensó Papá Noel. 

Unos cuantos duendes estaban ayudándole a contar y meter los regalos en el trineo. Cada vez había menos tiempo. 

Todo debe de ser perfecto. No debemos olvidar ningún detalle. – explicó Papá Noel.- Año tras año logramos hacer los sueños realidad y este no debe de ser menos. Gracias a todos por vuestra colaboración, sois los que hacéis que todo esto sea posible – comentó a sus ayudantes. 

Pasaban las horas, la navidad estaba a la vuelta de la esquina. Todos en Nueva York tenían ya las casas decoradas, el pavo en el horno y a los niños correteando de un lado para otro por la casa mientras esperaban ansiosos sus regalos. La cuidad tenía un brillo especial que hacía que todo lo malo perdiese importancia. Era tiempo de disfrutar y reencontrarse con la familia a la que hacía ya un año que no veías.
Mientras, en la fábrica el duende Mike se estaba replanteando su participación en ese atentado contra la navidad. 

Puf…no puedo creer que haya hecho caso a Chuck, si sus ideas siempre son descabelladas…Sino hago algo pronto voy a sentirme culpable para siempre. ¿Pero qué puedo hacer para que Chuck no se entere y Papá Noel no me considere un traidor? Estoy metido en un buen lio… - pensó Mike para sus adentros.

Ya eran las 22:00, solo faltaban dos horas para Navidad. Todos en la fábrica estaban ilusionados y cada uno por un motivo distinto. Unos iban a celebrar la llegaba de la navidad mientras que otros celebrarían su desaparición. 

El grupo de los duendes que planeaba acabar con ella volvió a reunirse para concretar el lugar y la hora exacta para que pareciese un descuido. 

A las 23:00 quiero que todos estéis reunidos en la sala de gominola. Ayudaremos a Papá Noel a cargar el trineo y le acompañaremos en su viaje. Cuento con vuestra ayuda y espero que  nadie me falle. Una vez que estemos en la ciudad llevaremos a cabo nuestro plan. – contaba Chuck.  

Los duendes estaban impacientes. Pero Mike cada vez estaba más nervioso, aún no había decidido que hacer. Pero de repente algo le vino a la mente y pensó que para que Papá Noel no descubrirse que él había estado implicado en su asesinato, lo mejor era dejarle una nota en el bolsillo de su traje explicándoselo todo. Y así lo hizo. 

Eran las 23:30, todo estaba listo. El trineo cargado con los regalos, los renos en sus posiciones y  Papá Noel y los duendes dispuestos a comenzar su viaje. Mike no dejaba de pensar si Papá Noel habría leído la carta ya que él no iba a acompañarles. 

Se acercaba la media noche y Papá Noel sobrevolaba la ciudad. Le gustaba ir de un lado para otro viendo lo felices que estaban cada una de las familias hasta que llegase la hora. Pero de repente noto algo extraño. El trineo cada vez iba más bajo y lento. Era a causa de uno de los renos, Cometa estaba enfermo y no podía volar ni tirar del trineo con fuerza, pero nadie se percató de ello antes de salir. Los duendes se reían en bajito, su plan estaba comenzando.

Ante esto Papá Noel decidió bajar al suelo y dejar que Cometa y el resto de renos descansasen un rato. Estaban en Central Park ya que a esas horas era casi imposible que alguien anduviese por ahí. A lo lejos se escucha a un grupo de personas cantando villancicos de casa en casa y las luces de las casas hacen que el cielo tenga un color especial. Papá Noel se encuentra revisando al resto de renos, girando la vista de vez en cuando para ver lo hermosa que está la ciudad.

Ya casi es media noche y la navidad va a comenzar. De repente uno de los duendes grita - ¡El fin de la navidad ha llegado! Muahahaha - .  Y justo cuando Papá Noel se gira para ver qué ocurre, Chuck, dispara contra él. 

Papá Noel cae desplomado al suelo. Parece que nadie ha escuchado nada y que el plan ha salido a pedir de boca. Los duendes dan saltos de alegría y gritan eufóricos su victoria, pero será por poco tiempo. 

Mirar chicos, se está moviendo, no puede ser – dice uno de los duendes. 

Deja de imaginarte cosas Alfred, estoy seguro que he disparado bien como para que no se levante jamás. Ahora lo que tenemos que hacer es volver de nuevo a la fábrica y decir que Papá Noel ha sido reprendido por unos matones que le han disparado porque odiaban la navidad y todo listo – explicaba Chuck.

Sin embargo, Alfred tenía razón. Papá Noel volvió a incorporarse. Parecía no tener ningún rasguño. Todos se quedaron sorprendidos del milagro de la navidad y todo gracias a la nota de Mike que había encontrado en su bolsillo antes de salir. 

Y entones Papá Noel dijo – No veis que voy un paso por delante. Ya sabía lo que estabais tramando, pero esperé para daros una lección y que entendieseis que no podéis acabar con la navidad. Y aunque hubieseis conseguido matarme, la navidad seguiría existiendo en los corazones de cada una de las personas. Se seguirían haciendo regalos, cenas familiares y las ciudades de todo el mundo estarían iluminadas de esperanza y amor. Yo solo soy en mensajero, que ayuda a que todo sea posible, pero no soy el que la crea ni lleva a cabo, son cada una de las personas que con sus sueños las que lo hacen posible y vosotros jamás podríais acabar con eso. 

Pero, no entiendo porque sigues vivo, te hemos disparado…- exclamó Chuck.

Ainss, mi querido duendecillo. Una nota de alguien muy especial y comprometido con la labor navideña me aviso de vuestro plan. Asique no tuve más remedio que rellenar mi traje con pequeñas bolas de metal para que la bala no llegase a tocarme. Aun así, la magia me protege y habría sido imposible matarme.- explicaba con tranquilidad Papá Noel.

Tras ese comportamiento indebido por parte de algunos de sus duendes, Papá Noel decidió desterrarles al mundo humano, convirtiéndoles así en esclavos de un trabajo navideño permanente, dependientes de unos grandes almacenes de juguetes. La navidad se retrasó unos minutos, pero aún así, los regalos fueron entregados llenos de ilusión para el nuevo año. 

Al regreso de Papá Noel en la mañana del 25 de diciembre a la fábrica, contó a todos los que estaban esperándoles el malvado plan que unos de sus duendes habían tramado. Mike sintió un alivio en su interior. Había hecho lo correcto y estaba alegre de que todo pudiese seguir como siempre. Pero mientras todos estaban volviendo a sus casas para descansar después del duro trabajo, Papá Noel se acercó a Mike y le dio las gracias por salvar la navidad. Mike estaba mudo, ¿cómo podía haber llegado a enterarse de que la nota era de él? Aún así, Mike sonrió y Papá Noel le guiñó un ojo. 

Y esta es la historia de cómo la navidad fue salvada por un pequeño duende que creía en que con un poco de esperanza todo era posible y que a pesar de lo que otras personas le dijesen, él se mantuvo fuerte y fiel a sus sentimientos luchando por lo que quería y creía correcto.

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